Clubes cannábicos y abastecimiento colectivo de Cannabis en Colombia

Clubes cannábicos y abastecimiento colectivo en Colombia

Bogotá D.C., 14 de octubre de 2025.- En el complejo ecosistema del cannabis legal en Colombia, donde coexisten la industria regulada del cáñamo y el cannabis medicinal con un marco para el uso adulto aún en evolución, emergen formas organizativas ciudadanas que buscan cubrir vacíos de acceso seguro y controlado. Los denominados Clubes Cannábicos o Asociaciones de Cultivo Compartido representan una respuesta social a la necesidad de mecanismos alternativos de abastecimiento, operando en un contexto de ambigüedad jurídica pero con una base legal creciente.

Marco Normativo y Jurisprudencia: Un terreno movedizo

Colombia ha avanzado en la despenalización de aspectos clave del uso personal de cannabis. El autocultivo (hasta veinte plantas por hogar) y el porte de dosis mínimas para consumo personal han sido despenalizados, reconociendo un derecho individual. Sin embargo, el marco legal no regula explícitamente las formas asociativas de cultivo y distribución colectiva para uso adulto.

Este vacío normativo ha sido parcialmente llenado por la jurisprudencia. Casos como la Sentencia C-221 de 1994 de la Corte Constitucional y posteriores precedentes judiciales han reconocido el derecho al consumo compartido sin ánimo de lucro, bajo el principio de «consumo diario y en pequeña cantidad». Esta interpretación ha abierto una ventana de legitimidad para modelos de abastecimiento colectivo, siempre que se mantengan estrictamente sin fines de lucro y se evite cualquier acto de promoción, facilitación o tráfico con ánimo de lucro, tipificado en el artículo 368 del Código Penal.

Un informe del Departamento de Participación Social de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá revela que aproximadamente el 20% de la población usuaria de cannabis en la capital se abastece a través de autocultivo organizado, lo que sugiere la existencia efectiva de estas prácticas comunitarias.

Experiencias Comparadas: Lecciones del exterior

El documento Clubes cannabicos y abastecimiento colectivo: experiencias comparadas y opciones de política para Colombia , elaborado por Esteban Linares Sanabria y Jorge Forero Neme, analiza modelos en países como Uruguay, Malta, Alemania, España y Bélgica. En todos estos países, los clubes operan bajo marcos legales específicos que los definen como asociaciones privadas sin ánimo de lucro, que vinculan a usuarios en circuitos cerrados.

  • Uruguay: Fue pionero al regular formalmente los clubes como parte de su Ley 19.172 de 2013, con estrictos controles y supervisión del IRCCA.
  • Malta y Alemania: Han formalizado modelos regulados que permiten el cultivo y distribución colectiva bajo supervisión.
  • España: Opera en una zona gris. Aunque no regulado a nivel estatal, los «Clubes Sociales de Cannabis» (CSC) han existido por años, basados en la doctrina del consumo compartido. Sin embargo, la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha cuestionado su legalidad, generando inseguridad jurídica y cierres, como se vio en Barcelona.

Estos ejemplos muestran que la regulación formal protege a los clubes, establece criterios claros de operación (número de socios, límites de producción/distribución, controles de seguridad y calidad) y reduce el riesgo de judicialización. La ausencia de un marco claro, como sucede en Colombia y España, deja a estas iniciativas expuestas a interpretaciones restrictivas.

El desafío colombiano: Hacia una regulación inclusiva

En Colombia, las experiencias de abastecimiento colectivo emergen de la necesidad y la autogestión ciudadana, en un entorno donde la inseguridad jurídica es latente. La falta de una norma estatal específica que regule los clubes cannábicos impide garantizar criterios uniformes de supervisión, salud pública, reducción de daños y transparencia.

El informe mencionado concluye que para aprovechar plenamente las potencialidades de los clubes cannábicos, Colombia debe avanzar hacia una regulación formal. Esto implicaría:

  • Definir legalmente su estatus como entidades sin ánimo de lucro.
  • Establecer reglas claras de funcionamiento (membresía, límites de producción/distribución, seguridad, trazabilidad).
  • Incorporarlos como una opción viable y segura dentro del sistema de regulación del cannabis, alineado con estándares internacionales de derechos humanos y reducción de riesgos y daños.

La primera entrega de este reportaje especial pone sobre la mesa la realidad de los clubes cannábicos en Colombia: actores sociales clave en un sistema de regulación incompleto, que operan con base en derechos reconocidos pero sin la protección legal necesaria. Las próximas entregas explorarán los modelos exitosos y fallidos en otros países, para extraer lecciones que puedan iluminar el camino hacia una política de drogas más inclusiva, informada y efectiva en Colombia.

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